16.7.07


Sofía ya es cristiana



Su Alteza Real la Infanta Doña Sofía, segunda hija de los Príncipes de Asturias, fue bautizada ayer por la tarde durante una ceremonia familiar oficiada por monseñor Rouco Varela y asistida por el arzobispo castrense Francisco Pérez González, en la que recibió el nombre completo de Sofía de Todos los Santos, como marca la tradición. Celebrada en el vestíbulo del Palacio de la Zarzuela, los padrinos de la octava nieta de Sus Majestades los Reyes fueron la abuela materna de la pequeña, Paloma Rocasolano, que vestía traje rosa, y el Príncipe de Vidin, Konstantin de Bulgaria, con traje oscuro y corbata gris, íntimo amigo de Don Felipe y de las Infantas Elena y Cristina.
Como es tradición, la Infanta Sofía lució para el sacramento el mismo faldón de cristianar utilizado por su abuelo, Don Juan Carlos; su padre, Don Felipe; sus tías Doña Elena y Doña Cristina; sus primos, así como su hermana mayor, Leonor.
Con el agua del río Jordán
La Infanta Sofía fue bautizada con el agua del río Jordán, recogida por los padres franciscanos en Tierrra Santa, en la pila real de Domingo de Guzmán, el santo que, de bebé, fue bautizado en ella en 1170 en la iglesia de Caleruega (Burgos). Esta pieza románica de piedra blanca sin bruñir fue trasladada en 1605 al convento de los dominicos de San Pablo de Valladolid, lugar donde recibió el bautismo su hijo Felipe IV. Hoy, y siguiendo los pasos de la corte, se encuentra en el Monasterio de Santo Domingo el Real.
Presente desde hace siglos en la Monarquía española, esta reliquia santa no ha faltado a ninguno de los bautizos de los Príncipes de Asturias e Infantes y, por eso, sólo se ha utilizado en los últimos cincuenta años en los sacramentos de las Infantas Doña Elena y Doña Cristina, el Príncipe Felipe, la infanta Leonor, y ayer por la pequeña Sofía. Sus primos, Froilán, Juan Valentín, Victoria, Pablo Nicolás, Miguel e Irene fueron bautizados en otra pila del siglo XIX procedente del Palacio Real. En el último siglo, lo han usado todos los hijos del Rey Alfonso XIII: Don Jaime, Doña Beatriz y Don Juan; y todos los de Don Juan Carlos: las Infanta Elena y Cristina, así como Don Felipe. La tradición sólo quedó interrumpida durante los años del exilio, época en que nació el Rey en Roma. De ahí que fuera bautizado en la capilla de los Caballeros de la Orden de Malta en el transcurso de una ceremonia oficiada por el cardenal Pacelli, quien luego sería elegido Papa como Pío XII. Como en anteriores bautizos, el coro de religiosas de las Hijas de Santa María del Corazón de Jesús, de la localidad madrileña de Galapagar, fue el encargado de interpretar varias obras musicales.
Familiar e institucional
La Infanta Sofía recibió el bautismo católico con dos meses y medio de vida, la misma edad con la que fue bautizada su hermana a las 13:10 horas del 14 de enero de 2006, aunque, en esta ocasión, fue en el vestíbulo de la residencia de los Reyes, como ocurrió con el Príncipe de Asturias el 8 de febrero de 1968, y las Infantas Elena y Cristina. La pequeña estuvo rodeada por sus familiares más próximos y también por una amplia representación de las altas instituciones del Estado, autoridades de la Casa de su Majestad y el personal médico que atendió a Letizia en el parto, encabezado por el doctor Luis Recasens. En representación del Gobierno acudió la vicepresidenta primera, María Teresa Fernández de la Vega, y el ministro de Justicia, Mariano Fernández Bermejo.
Durante toda la ceremonia, que comenzó cerca de las ocho menos diez de la tarde, aunque estaba prevista para las siete y media, la Infanta Sofía se mostró muy despierta aunque tranquila, por lo que no se pudieron oír sus llantos. Su comportamiento fue ejemplar, como lo fue el de su hermana la Infanta Leonor, que tampoco se inmutó cuando Rouco Varela echó agua con una concha dorada sobre su cabeza.
La Reina, fotógrafa
Ayer fue la segunda vez desde el cuatro de mayo, el día en que la Princesa Doña Letizia presentó a la Infanta Doña Sofía ante las cámaras, que los medios de comunicación tenían ocasión de filmar a la pequeña, pero la primera en que dejaba ver sus ojos, que son azules, como los de su padre y su hermana, con la que guarda un estrecho parecido. Cerca de las ocho de la tarde, el sol todavía era fuerte al igual que el calor, lo que hizo que los cinco primos de la Infanta Sofía, hijos de los Duques de Lugo y Palma, sentados en primera fila y con una actitud muy curiosa ante todo lo que estaba pasando, echaran mano de abanicos para refrescarse.
La Reina Doña Sofía, que sostuvo en sus brazos a la Infanta Leonor, quien tampoco paró un minuto de observar con sus grandes ojos azules la ceremonia religiosa y posterior comparecencia ante las cámaras, se convirtió por unos instantes en una fotógrafa más, ya que, para dejar constancia del bello momento, hizo uso de una pequeña cámara digital. Y es que todos querían registrar el segundo gran acontecimiento de su corta vida.

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