Una simpática anécdota
El mal tiempo en Sarajevo hizo que, por minutos, el avión no pudiese aterrizar y viajase a Split, en Croacia, para esperar un tiempo y ver la evolución de la meteorología.
Poco después, aterrizó el Ministro de Defensa alemán, con el mismo problema… y tras unos minutos, hizo lo mismo el de Exteriores de Portugal.
Al final, con una improvisada e involuntaria sincronización, se produjo un encuentro sin preparativos entre todas esas altas autoridades que, tras recabar información exhaustiva sobre todas las posibilidades, decidieron que no era posible llegar a Sarajevo. Las malas condiciones meteorológicas impidieron dichas autoridades llegar a la ceremonia.
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