Premio Internacional de Protocolo

Ayer se celebró en la sede de la Presidencia de la Comunidad de Madrid la entrega de la X edición de este premio; o más bien, de estos premios. Es, como ya he dicho en otras ocasiones, la fiesta anual del Protocolo. Ayer, por motivos especiales, fue un acto muy entrañable. Dos de las distinciones fueron especiales.

La primera de todas, la que se hizo a María Carretero: una mujer que lo ha dado todo por esta profesión, presidenta de Honor de la Asociación Española de Protocolo y de la Escuela Internacional de Protocolo, a quien el jurado reconoció (reconocimos) sus innegables méritos. Y la entrega fue especialmente emotiva: María atraviesa un momento difícil de salud. Acudió a recoger el premio en silla de ruedas y acompañada y arropada, como siempre, por su familia. La emoción de todos los asistentes aplaudiendo en pie durante varios minutos quizá fuese más importante para ella que la propia distinción. ¡María, estamos a tu lado! Un beso muy fuerte.

Y la otra distinción especial fue para Carlos Fuente. No creo que haya nadie capaz de poner en duda de forma seria la oportunidad de este premio en su X edición. Sé que Carlos se resistió a aceptarlo, pero nadie puede negar la trayectoria de Carlos Fuente en el mundo del Protocolo y Ceremonial. Su actividad profesional; es decir, en el ejercicio activo de la profesión; su actividad docente y su producción literaria le hacen sobradamente merecedor de este premio, del que todos nos sentimos orgullosos.