14.3.08


Mayúsculas, o la falta de respeto (no intencionada)

Ya he escrito antes sobre el tema; perdonad que insista, hoy desde un punto de vista diferente al lingüístico; hoy, más bien, lo voy a hacer en clave de humor. por ello, entienda el lector que, cuando digo "falta de respeto", lo hago sin ánimo de faltar al respeto a nadie, sino exagerando un poco.

La pregunta es sencilla: ¿por qué el escritor reparte mayúsculas a diestro y siniestro?

Las de los títulos de un libro, de un capítulo, de un epígrafe, etc., por desconocimiento de la gramática española e intento de asimilarla a la inglesa, por cierto mucho menor rica y variada que la nuestra.

Pero, ¿qué pasa con el cuerpo del texto? Obedece ese reparto de mayúsculas a un intento del  escritor o escribano de señalarnos aquellas palabras que considera de mayor importancia o más relevantes. Lo hace como diciendo: lee esta palabra con más ímpetu; señala con el dedo acusador que las Autoridades son algo muy distinto de las autoridades; o que una Cena es de gala, mientas que una cena es a penas una reunión de sopa y tortilla a la luz del hogar. Come mucho más el Invitado en un Almuerzo, que el simple invitado en un desdeñable almuerzo. Ser presidente de un club de fútbol es de una insignificancia insultante; sin embargo, otra cosa muy diferente es ser Presidente de ese mismo club, dónde va a parar.

Hay que agradecer al escribiente que nos signifique aquello que considera de mayor importancia. Sin su ayuda, no sabríamos distinguir que Los Reyes son una cosa, y otra muy distinta son los reyes, simples, sencillos, sin derecho a altas letras en el inicio del título; cómo no. El director general de Mercadotecnia de una empresa no es nada comparado con el Director General de Marketing. Eso lo sabe cualquiera y no debe faltar quien lo escriba a sí en el cronograma de un acto.

El caso es que estamos tan acostumbrados a esa generosidad mayúscula de letras altas al principio de las Palabras, que ya nos parece Feo cuando no escribimos así, y no somos Capaces de pensar en que un Texto que se precie no esté Plagado de Ruedas de Prensa... perdón, de textos mal escritos. ¿La gramática? ¡Qué más da! La cuestión es facilitar al lector el texto y decidir por él, en forma de énfasis, aquellos que consideramos importante, no vaya a ser que él (o ella), por sí solo, no sea capaz.

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