6.1.08


6 de enero: la Pascua Militar en España

La pascua militar española
La Pascua Militar ha pasado de ser un recuerdo histórico a un solemne e importante acto castrense con el que se inicia el año militar; en dicho acto, se realiza un balance del año anterior y se marcan las líneas de acción a desarrollar en el que comienza.
La historia se remonta a Carlos III quien, proclamado rey de España en 1759, considera que para defender su imperio, asediado por los ingleses, necesita disponer de un nuevo Ejército y una marina con capacidad para responder a las necesidades bélicas de la época.
Para ello, aprueba en 1768 una nuevas Ordenanzas Militares que proporcionan un renovado espíritu y organización a las tropas. Poco después publica las Ordenanzas para la Marina.
Este nuevo impulso militar y naval le permite acometer la acción de colonización y conquista en varios escenarios: el americano, inicialmente en California, en la que fray Junípero Serra fundó la primera misión en la ciudad de San Diego en 1769, y extender las misiones hacia el norte, por las noticias de la llegada de rusos a esta zona de California. Después en Florida, reconquista la capital Pensacola en 1781 con la rendición del general inglés Campbell. En África, ante los ataques del emperador de Marruecos, Mohammed ben Abdalá, a las plazas de Ceuta y Melilla, Carlos III le declara la guerra en 1774, y obliga al emperador marroquí a levantar el cerco de Melilla que mantenía durante dos meses. La reacción española de atacar el puerto de Argel no tiene éxito. España y Marruecos firman la paz en 1780. En el escenario mediterráneo, Carlos III recupera Menorca a los ingleses en 1782, después del desembarco y cerco de Mahón, por la escuadra francoespañola, compuesta por 52 velas que llevan a bordo 8.000 soldados. Este victorioso hecho de armas indujo al Rey a proclamar la Pascua Militar que tradicionalmente se celebra el 6 de enero de cada año.
En el magnífico marco del salón del Trono del Palacio Real de Madrid, durante los últimos 31 años, S.M. el Rey Juan Carlos I, acompañado por la Reina y los Príncipes de Asturias, con la asistencia del presidente del Gobierno, ministros de Defensa e Interior, miembros de la casa de SM el Rey, Hermandad de Veteranos y Hermandad de Caballeros Mutilados de Guerra por la Patria, se reúne una nutrida representación de los tres Ejércitos de las Fuerzas Armadas, así como de todas las jerarquías y empleos militares. En el fondo del Salón del trono y como testigo del solemne acto, el «Valor Heroico», representado por los miembros de la Real y Militar Orden de San Fernando, fundada en 1811 a iniciativa de las Cortes de Cádiz. Se alinean (se alineaban, pues ya no hay ninguno que nos acompañe en vida, sino en el recuerdo) los caballeros laureados y medallas militares como testigos vivos del reconocimiento al valor heroico y el muy distinguido, como virtudes que, con abnegación, invitan a acometer acciones excepcionales o extraordinarias, individuales o colectivas, siempre en servicio y beneficio de España.
Tras imponer el rey condecoraciones a una representación de los Ejércitos, los discursos del ministro de Defensa y de S.M. el Rey, como jefe supremo de las Fuerzas Armadas, pronunciados cada año forman una extensa y amplia bibliografía, que compendia la evolución de la situación geoestratégica internacional, de la política de Seguridad y Defensa de Europa y de España. Así como de los problemas, anhelos y logros de nuestras Fuerzas Armadas. En el acto, se imponen condecoraciones militares a aquellos civiles y miembros de las Fuerzas Armadas, que se han hecho acreedores a ellas durante el año.
El compañerismo es una exaltada virtud castrense, que se materializa en este día visitando a los retirados de mayor edad, de cada ciudad, para rendirles homenaje por sus servicios prestados. Hoy, podemos hacerlo extensivo felicitando a los hombres y mujeres, soldados y marineros profesionales, que cumplen misiones de paz y ayuda humanitaria en el exterior.

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