Un emotivo acto de despedida de la Sección Colombófila del Ejército de Tierra español

Un sencillo y corto acto dio por ayer con siglo y medio de historia. Fue en Pozuelo de Alarcón (Madrid), donde tiene su base el Regimiento de Transmisiones 22. Un coronel del Ejército pronunció las palabras de despedida, agradeciendo el servicio prestado y recordando que las nuevas tecnologías están invadiendo el mercado. Las palomas ya no son lo que eran.

Los cinco integrantes de la ya desaparecida Sección Colombófila del Ejército de Tierra soltaron las 300 aves mensajeras que entrenan y miman, alguno de ellos desde hace once años, y éstas, obedientes y disciplinadas como un soldado más, volaron juntas a casa, al palomar militar de El Pardo: su última misión. Hoy se entregarán definitivamente a la Federación Española de esta disciplina.

El Ejército español, inmerso en un proceso de remodelación, tiene palomas mensajeras desde 1879, cuando creó su primer palomar central en Guadalajara. En 1920 se trasladó a su sede actual de El Pardo, en Madrid. De éste dependían otros secundarios diseminados por todo el país que han ido desapareciendo paulatinamente, hasta hace un par de años, cuando cerró el penúltimo que quedaba, el de Sevilla.