24.6.07


La Bandera en la Armada

Desde los tiempos más remotos, los hombres, agrupados en familias, tribus, pueblos, etc., utilizaban en la lucha contra sus enemigos o en otras circunstancias ciertos signos convencionales, con los que impulsaban su valor e intentaban intimidar a sus adversarios.
Con el tiempo, estos signos convencionales fueron cambiando, llegando a la actual bandera o enseña.
En lo que a etimología se refiere, esta voz procede del gótico bandwa, estandarte. Del germano bandra, signo o bajan, significar. Del bajo latín bandum, estandarte, del italiano Bandiera y del francés Banniere.
Bandera, según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua (1970), es "lienzo, tafetán u otra tela, de forma comúnmente cuadrada o cuadrilonga, que se asegura por uno de sus lados a un asta o una driza, y se emplea como insignia o señal".
Históricamente, la bandera deriva de la insignia totémica, cual aparece en los distritos egipcios (nomos) y entre la mayoría de los pueblos.
Es en la Edad Media, como consecuencia de las armaduras, se hacen precisos medios que permitan reconocer a distancia a las personas que ejercían el mando y con esta finalidad surgen las pinturas en los escudos, los penachos en los cascos y las telas que cuelgan de las lanzas, esto es la bandera. Aparece la palabra bandera aplicada a enseñas, recibiendo, según el usuario, distintos nombres. Sus escudos, formas y colores, tenían su origen en las antiguas tribus, familias o pueblos, constituyendo ya en el siglo XVIII el símbolo de la nación: la Bandera nacional, que nos representa a todos.
En un principio, la bandera era simplemente un escudo de grandes proporciones colocado sobre una tela o lienzo para que fuera fácilmente visible; con el tiempo, el tamaño del escudo fue disminuyendo, aunque seguía siendo el símbolo distintivo de la enseña. En lo que se refiere a su origen, Diodoro Sículo (siglo I a.C.) atribuye su invención a los egipcios, que empleaban como símbolos figuras de animales. La Biblia, en el Deuteronomio, al narrar la salida de los israelitas de Egipto, dice que acampaban por tribus, diferenciándose entre sí por sus enseñas. Homero, Plinio y Virgilio creen que los griegos también las utilizaban.
La bandera era un lienzo, tafetán u otra tela de forma por lo común cuadrada o cuadrilonga, que asegurada por uno de sus lados a un asta o palo se empleaba como insignia o señal. Su color ó el escudo que llevaba, indicaba la potencia o nación a que pertenecía, el castillo, la fortaleza, la embarcación ... en la que se encontraba izada.
En cuanto a los romanos, San Isidoro, en sus Etimologías (Libro XVIII, cap. 3, De signis), dice:
"Se llaman enseñas de guerra porque de ellas recibe el Ejército la señal de luchar y de retirarse tras la victoria. Pues el Ejército recibe avisos, ó por medio del sonido de la trompeta, ó por medio de una señal. Las principales enseñas de las legiones son las águilas, las serpientes y las esferas. Las águilas lo son porque el ave de Júpiter pudo serle de buen agüero en sus empresas guerreras (...). Las enseñas de serpientes tienen su origen en la muerte de la serpiente Pitón a manos de Apolo (...). Se dice que Augusto estableció la esfera como enseña a causa de las naciones a él sometidas en todo el orbe (...). Las demás enseñas enarboladas por tropas de unas y otras partes revelan una útil costumbre militar, ya que por medio de ellas puede ser reconocido un ejército en la confusión de los combates."
Fueron los chinos los primeros en introducir no sólo la unión de la tela al asta, sino también la mejora de la calidad: empleaban la seda, que gracias a su ligereza hacia posible un mayor tamaño y duración. Estas innovaciones pronto llegaron al Próximo Oriente, y de allí vinieron a Europa a través de las Cruzadas y de los pueblos árabes.
También fueron empleadas como distintivo a bordo de las naves o como medio para dirimir querellas: donde su empleo es imprescindible para facilitar el reconocimiento a largas distancias. Entre estas enseñas primitivas se pueden citar algunas figuras pisciformes y adornadas con borlas, situadas en la proa de las embarcaciones que surcaban el Egeo.
Durante la Edad Media, el origen de los barcos se solía indicar con grandes emblemas pintados en las velas y con escudos de los caballeros embarcados colocados en las amuras. La enseña real o del almirante se izaba a popa y en el tope del mástil. Los barcos mercantes que comerciaban por el mar del Norte también solían situar en el mástil una cruz sobre un gallardete con los colores del puerto de origen y, a veces, una grímpola con los del propietario.
Recibían éste nombre, bandera, las distintas unidades que componían una "batalla" (unidad táctica)

Enseñas de los cruzados en sus empresas de la conquista de los Santos Lugares. Siglos XI-XIII (Miniatura de los Estatutos de la orden del Espíritu Santo. Museo del Louvre. París)
En el siglo XVI, las banderas adquieren mayor importancia, principalmente por el aumento de conflictos bélicos y navegaciones a larga distancia.
Del respeto, estima y veneración que siempre se tuvo a la bandera como representación del país, recordemos que los romanos prestaban juramento a sus enseñas ante los augures, y los pueblos cristianos las hacían bendecir por altas jerarquías eclesiásticas con gran solemnidad. En España, Enrique II (1337-1379) y Juan II (1405-1454), reyes de Castilla, establecieron el ceremonial para el juramento y homenaje a las banderas, siendo este último el que instituyó la costumbre de bendecir las enseñas en 1429.
Se les tributaban los más altos honores como armas reales, aunque esta designación se hacía no porque fueran las del rey, que tenía las suyas, sino por la honra de la nación a la que representaban.
Siempre ha sido costumbre en todas las naciones depositar en los templos y museos las enseñas capturadas al enemigo, así como las propias que ya no se utilizan.
En España, el Santuario de Nuestra Señora de Atocha y el Museo de Artillería fueron depositarios de gran número de enseñas. Actualmente las custodian los museos del Ejército, Naval, Real Armería, Catedrales y Monasterios.
PROCESO DE FORMACIÓN DE LA BANDERA
El proceso de formación de la Bandera Nacional puede considerarse resumido de la siguiente forma:
1492 (y épocas anteriores): Castillos y leones en Castilla, barras en Aragón y el símbolo parlante de Granada.
1506: Introducción de la cruz de Borgoña.
1518: Aguila bicéfala.
1519: Primera bandera Española en América.
1530: Primeras banderas blancas con la cruz de Borgoña en rojo.
1626: Aparece por primera vez el escudo de Navarra.
1642: Primera bandera definida por Real Orden; la del Regimiento del Rey.
1689: Concesión de estandartes reales a Caballería.
1707: Bandera coronela con dos castillos, dos leones y cuatro coronas en las puntas de las aspas.
1710: Primeras banderas de Artillería, azules.
1732: Bandera coronela con escudo real y banderas batallonas con escudos en los extremos de las aspas. Se incorpora una corbata roja.
1746: Bandera coronela con el escudo real bordado sobre la cruz de Borgoña. Se varía el color de los paños.
1768: En las banderas coronelas se dispone que aparezcan también escudos en las cuatro esquinas.
1785: Bandera roja y gualda en la Armada; la Marina Mercante la usaría de cinco listas.
1793: Extensión a plazas marítimas.
1802: Se suprime la cruz de Borgoña en las banderas coronelas.
1803: Primeras banderas de Ingenieros, moradas.
1820: Bandera roja y gualda para la Milicia Nacional.
1821: Insignia del león con grimpolones de los colores nacionales.
1843: Bandera roja y gualda para el Ejército.
1927: Unificación de la bandera de Marina Mercante.
1931: Bandera roja, amarilla y morada con la Segunda República.
1936-1939: Retorno a la bandera roja y gualda.
1940: Primer estandarte del Ejército del Aire.
1981: Nuevo escudo de España.
1982: Ultimo reglamento sobre la bandera.

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